19 de juny del 2013

SP68: el curso natural del vino.

Como un río que vadea montañas y valles, la carretera provincial 68, serpentea entre olivos y viñas uniendo Pedalino con la ciudad de Vittoria en el sureste siciliano y, de paso, dando nombre a uno de los vinos más sorprendentes que he tenido el placer de probar últimamente: el SP68. 
A medio camino entre las dos localidades se encuentra la Azienda Agricola Arianna Occhipinti, de donde proceden esta y otras joyas naturales como Il Frappato, Siccagno o el Grotte Alte, entre otros. Por si fuera poco, la artífice de todo este abanico vinícola, Arianna, también elabora aceite. ¿Quién da más?
Aunque he probado Il Frappato y Siccagno (Nero d´Avola), ambos excelentes y a los que dedicaremos futuros posts, hoy quisiera dar cuatro pinceladas sobre el SP68 Nero d'Avola e Frappato.
En primer lugar cabe señalar que Sicilia es, sin duda, uno de los sitios más calurosos del mediterráneo y con una más que contenida pluviometría. Si a esto le añadimos que estamos en la zona más meridional de la isla, el clima se acentúa todavía más. Digo esto porque muchos enólogos, sobre todo en España, esconden el exceso de alcohol de sus vinos tras las horas de sol. Esto no es lo que ocurre con nuestro vino, el SP68 Nero d'Avola e Frappato 2011, con una más que sorprendente graduación del 12,5%. Este coupage de Frappato y Nero está auspiciado bajo el sello de IGT, pero perfectamente podría estarlo bajo el de Cerasuolo di Vittoria, si no fuera por el corsé administrativo de las proporciones.

A simple vista, acostumbrados a las capas altas, la robustez y tanicidad tan difundidas en los últimos años, uno podría pensar que está ante un vino flojo. Nada más lejos de la realidad. Estamos hablando de un vino muy fresco. La viña se asienta sobre un afloramiento calcáreo, lo que explicaría, en parte, su frescura. Delicados aromas a flores, ciruela roja y fresa ácida, entre otros, se funden dando lugar a esta sorprendente joya. A todo esto hay que añadirle una acidez ideal que sostiene todo el conjunto y le aporta elegancia.
En suma, es un vino inusualmente fresco (el mercado del vino está saturado de vinos pesados y cálidos), suave y armónico. Diría fácil de beber, sin que "fácil" suene despectivo, ni mucho menos. Es decir: rápido, volátil, original... una copa invita a la siguiente y esta, a su vez, a la siguiente y la botella se termina casi como por arte de magia. La magia de hacer el vino con las mínimas intervenciones (filosofía hands off) y preservar la naturaleza y genuinidad de su procedencia.

PS: Este mes de julio pasaremos unos días en Sicilia y, si tenemos la oportunidad, nos dejaremos caer por la Azienda para ver in situ cómo trabaja Arianna y poderos contar de primera mano cómo elabora estos vinos tan inspiradores para algunos, como un servidor, que ahora empiezan a elaborar los suyos propios.

En fin, todo se andará.

Salud!