6 de novembre del 2012

Una historia del Piamonte...


Recientemente, en una pequeña cata con un amigo enólogo, tuvimos ocasión de probar dos vinos (que resultarían, a nuestro parecer, ser grandes vinazos) del Piamonte. Esta es, seguramente, una de las regiones que producen mayor cantidad de vinos de alta calidad de toda Italia. 
Siempre que nos reunimos, intentamos empezar la cata con la cantidad mínima de prejuicios posibles, cosa harto complicada puesto que él es enólogo, productor y gran catador de vino, y un servidor también procura estar al día. En fin, con la ilusión de empezar con pocos prejuicios, abrimos la primera botella: Sirí D´Jermu 2009, un Dolcetto de Dogliani (DOCG Dogliani Superiore) de la Azienda Pecchenino. Sencillamente impresionante. Un vino hecho desde el viñedo, sin apenas intervenciones, y con absoluta humildad. Se agradece beber un vino franco y sin el exceso de pretensiones que últimamente se está viendo en una gran parte de vinos (nacionales e internacionales).
A primera vista capa medioalta con el ribete cárdeno distintivo de su juventud. En nariz resultó bastante más evocador: fruta roja recién cortada y pimienta rosa sobre un ligerísimo fondo tostado. Estábamos todavía lejos de lo que más nos sorprendió a ambos: frescura, personalidad y elegancia...el alma que Terry Theise refleja en su manifiesto sobre el vino (suelo, variedad y arte). Redondo, sin un resquicio de aristas por ningún lado, fresco, intenso y ligero a la vez, y con un equilibrio entre acidez, alcohol y madera espectacular. Volátil. Del tipo de vino que terminas la botella sin darte cuenta y no dudas en pedir espontáneamente: otra! En fin, todo un hallazgo por unos 15 €.

Como se observa en la foto la tierra no se trabaja en exceso, a menos que haya que abonar (cada dos o tres años),  y mucho menos se quita la hierba, donde se encuentran los principales depredadores de las plagas que azotan las viñas. La naturaleza es sabia. Filosofía hands off en un vino humilde que, una vez despalillado, macera apenas dos semanas con las pieles para posteriormente criarse durante un año en fudres de roble francés de 2.500 litros. Ahí es nada. La única pena es que no tenga distribución en España, aunque puede comprarse por internet. 

Nuestro segundo invitado a la cata fue un Barbera, otra de las grandes variedades del Piamonte, en concreto un Olim Bauda 2006 (Barbera d´Asti DOCG Superiore Nizza) de la Tenuta Olim Bauda. La cosa también prometía. Este Barbera proviene de un viñedo que está justo al lado de la Azienda y que apenas cubre 3,2 hectáreas de viña. Un vino de pago, vamos.
A la vista: menisco púrpura y capa bastante alta. En nariz ya auguraba bastante más contundencia y temperamento que su predecesor el Dolcetto. Aromas de fruta negra madura (ciruelas pasas y arándanos), toques de pimienta negra y un punto de chocolate negro fino (ese que Lindtt ha sacado con chili y 70% de cacao). Toda esta opulencia se confirma en boca: estructurado, redondo y complejo, que no complicado. Elegante, largo y equilibrado. Una especie de clásico moderno.

Para la elaboración del vino, la bodega siempre utiliza depósitos de acero pequeños, de 3.000 a 5.000 litros, para la fermentación alcohólica y posteriormente barricas de diferentes tamaños para realizar la maloláctica. La DOCG exige que el vino, para que se pueda considerar "Superiore", debe permanecer al menos un año en crianza. Nuestro vino hizo una crianza de 15 meses para posteriormente afinarse en botella un año más, antes de salir al mercado. Lo encontramos al detalle por unos 20 € más o menos.
En resumidas cuentas, un exitazo de cata. Pudimos confrontar dos vinos muy diferentes que resultaron aportar, cada cual a su manera, toda una serie de características y sensaciones extraordinarias. El primero sutil, humilde, volátil...espectacular. El segundo temperamental, elegante y opulento, pero sin exceso de pretensiones. Nosotros, después de debatir un rato, nos quedamos con el Dolcetto por su franqueza y humildad, su fácil acceso, sus aromas, su paladar y su todo! Sin menoscabo alguno del Barbera, gran vino sin duda.
Como podéis ver en la imagen,  el sistema de conducción es en espaldera y la forma elegida el guyot simple o normal (lo que aquí entendemos por pulgar y vara), vastamente extendido en el norte de Italia. En ambos casos, el de nuestros vinos catados, el guyot es la manera en que las respectivas bodegas han considerado que pueden rendir mejor sus viñedos. 
Otra cosa curiosa fue la duda que mantuvimos, en el caso del Dolcetto, sobre si la vinificación se había hecho con raspadura o sin ella. El hecho de vinificar con raspa, en muchos casos, aporta una gran frescura, y el Dolcetto la tenía. Días después, investigando un poco, confirmé que en este caso la uva se despalilla tal y como entra en bodega. Sea como fuere, nos resultó un vino inolvidable.

A más ver...y catar.

Un saludo

Roger

Nota: las fotografías están extraídas de las respectivas webs de las bodegas.