Hay algo en San Sebastián que siempre invita a volver. Tal vez sea la gente, o tal vez la belleza de la ciudad( y de toda la costa gipuzkoana, sea dicho de paso); aunque seguramente, su enorme tradición gastronómica es la clave para entender por qué cualquier persona que la haya visitado se siente empujada a volver tarde o temprano.
En mi caso, aproveché unas cortas vacaciones de cinco escasos aunque productivos días, para disfrutar de la ciudad y cómo no, de su gastronomía. Durante estos días tuve la oportunidad de poder hacer una ruta, sin prisas, por los sitios de
pintxos más interesantes de Donostia(en mi opinión, claro) y la experiencia fue increíblemente satisfactoria.
Donostia está dividida, como toda ciudad, en sus respectivos barrios, llevándose la palma en cuanto a sitios de
pintxos se refiere, la
Parte Vieja, aunque no es la única zona, también están el
Centro y
Gros(la zona del Kursaal y la playa de Zurriola, al otro lado del Urumea). Pues bien, mi ruta empieza en la Parte Vieja, y de entre todos los sitios que he visitado sólo comentaré aquellos que me han impresionado más como comensal. En primer lugar, recomendaría empezar en
La Cepa y probar sus famosas
gavillas, un
pintxo delicioso. Si se busca algo más económico, en La Bodega Donostiarra(en la misma Parte Vieja, C/San Jerónimo, y diferente a la Bodega que hay en Gros), hacen unos
pintxos también muy buenos y generosos a un precio muy recomendable; la
tortilla de patata con pimiento verde está tremenda, siempre armonizado todo con un suave y ácido
txakoli, claro. Otro clásico del barrio, por no decir el más clásico, es
Paco Bueno, un sitio de toda la vida donde recomiendo los
rebozados de calamar o los de
gambas a la gabardina, y un
zurito para acompañar.
Pintxos muy bien hechos. Si después de ir a estos tres sitios tenéis todavía hambre(o tal vez gula) podéis acercaros al
A Fuego Negro, muy cerquita del sitio anterior, y pedir algún
pintxo más. En A Fuego Negro los
pintxos están ya más "historiados", más de diseño culinario; recomiendo el de
panceta ibérica, sabrosísimo. Tienen una carta de vinos bastante elaborada y con variedad de Denominaciones; tal vez la única pega sea que el vino que eliges por copa lleva abierto algún tiempo y esto siempre resta puntos al conjunto, aunque siempre se puede pedir una caña claro.
Después de toda esta sesión de
pintxos, que no está nada mal para entrar en materia, siempre conviene relajarse tomando un buen vino y para eso nada mejor que salir del A Fuego Negro, y a tan sólo cinco metros escasos encontramos el
Gandarias, otro sitio de
pintxos donde tienen una selección de vinos excelente, pudiendo pedir por copas vinos como Valbuena, Naia, As Sortes, El Único de Vega Sicilia, Naiades, Clos Martinet y un largo etcétera. Tienen máquinas refrigeradoras que controlan la temperatura de las botellas por separado y evitan a su vez el deterioro oxidativo del vino. Muy recomendable. Como la comida ha sido copiosa, yo sugiero un blanco vivo y ácido en conjunto y Naia es perfecto para la ocasión(muy fresco y bien estructurado, con esos toques varietales de la verdejo tan característicos). Si por el contario el comensal se siente satisfecho pero prefiere algo más potente, le sugeriría un tinto con personalidad y largura, y qué mejor que una copa de Clos Martinet(muy mineral y de excelente acidez, un Priorat con mucha solera) una joya de Josep Lluís Pérez. Por hoy está bien de
pintxos, hay que descansar y coger fuerzas de cara al día siguiente.
El segundo día nos ofrece la oportunidad de conocer algunos sitios más interesantes si cabe. De momento seguimos en la Parte Vieja aún, pues nos queda visitar los sitios de
pintxos más sensacionales del barrio(y en mi opinión, de la ciudad). Podemos empezar por tomarnos un
zurito acompañado de un
colín de jabugo y una
tartaleta de txangurro en el
Ganbara por ejemplo, o tal vez pedir
hongos a la plancha que están de muy buen ver. Todo el género es de primera: los hongos quitan el sentido de verlos tan frescos. Ya puestos de nuevo en situación, y caminando no llega a cinco minutos, nos encontraremos con el
Txepetxa, un verdadero templo del
pintxo. Por este sitio han pasado innumerables personajes célebres(actores, directores, modelos, músicos, etc)como demuestran las incontables fotos de sus paredes, para degustar sus deliciosas anchoas(boquerón).

Recomiendo un txakoli para acompañar un
pintxo de anchoas con salsa de centolla(foto nº3), exquisito, o tal vez
con paté de aceitunas negras(nº2); o
con foie y compota de manzana(nº5). No tengo palabras. Un regalo para el paladar. También el
pintxo estrella del sitio,
montadito de bacalao al ajo confitado(nº1) es exquisito, no en balde ha ganado numerosos premios. De elaboración costosa, al comensal le durará muy poco en las manos. Sencillamente delicioso. El
pintxo de txangurro(nº4) o el
pastel de hongos(nº6) son del mismo modo excelentes.
Nos encontramos ahora en el ecuador de nuestro periplo por los sitios de
pintxos más excelsos. Así pues, no nos queda otra que hacer marcha hacia
La Cuchara de San Telmo, un pequeño lugar algo escondido pero con los mejores
pintxos(en mi opinión)de todo Donostia. La barra es pequeña y está limpia completamente, no hay aglomeración de
pintxos, pues los
pintxos que hacen te los hacen cuando los pides, y así te los comes en caliente como toca.

Las fotos no hacen mucha justicia a la exquisitez que encierra cada
pintxo,(click sobre la foto para agrandar) pero da una idea de cómo miman los detalles. Recomiendo el
Foie salteado con compota de manzana(foto nº10) y la
Carrillera de ternera al vino tinto(nº11), ambos inefables.

Del mismo orden son la
Tempura de bacalao en confitura de tomate(nº9), el
Pato confitado y lacado con vinagre de Módena(nº8)y el
Rissoto cremoso de chipirón(nº7). Hay que probarlos.
Después de estas exquisiteces, podemos caminar un poco y cruzar el Urumea a la altura del Kursaal hasta llegar al barrio de Gros y así ir bajando la comida antes de hacer un último alto en nuestro homenaje al
pintxo. Si hay un lugar conocido y apreciado en Gros ese es sin duda
La Bodeguilla Donostiarra, uno de esos sitios de toda la vida donde los
pintxos, lejos de la sofisticación de otros sitios, son los de siempre. Recomiendo encarecidamente probar la
Gilda(anchoa del cantábrico, guindillas en vinagre y aceituna, todo ensartado en un palillo), muy típica de allí y está de fábula con un txakoli fresquito y bien tirado. También son deliciosos los
minis (bocadillos pequeños cortados de barra tipo
baguette)de
bonito del norte con anchoa y guindilla verde en vinagre. Y para los que no gusten de salazones y encurtidos en la Bodeguilla hacen unos
minis de jabugo que son los mejores que he probado nunca, los llaman
medusas porque ponen tanto jamón que sobresale y cuelga por todas partes semejando tentáculos. Absolutamente exquisito. Además el ambiente es muy bueno. Desde aquí un saludo a JoseRa del
Mugaritz por habernos descubierto esta Bodeguilla inolvidable,
eskerrik asko.
Y hasta aquí mi recomendación para ir de pintxos por Donostia, sé que me dejo muchos sitios también buenos tales como: Portaletas, Nagusia Lau, Aralar, Astelehena, Patio de Ramuntxo, San Marcial, y un largo etcétera, pero sería larguísimo enumerarlos y comentarlos todos. Espero que sirva al comensal, al menos para hacerse una idea. Por mi parte todos los días que estuve de
pintxos fueron como mi propia
Aste Nagusia(Semana Grande),en plan gastronómico, pero sin tener que luchar por llegar a la barra.
Eskerrik asko a todos y que aproveche.