Encontrarte de nuevo con una amistad de la que no sabes nada en años es siempre una alegría y

Decidimos hacer una cata singular de vinos generosos dulces(otra vez será de secos, prometido). Buscamos también que los procesos de elaboración fueran diferentes pero con un denominador común: la añada(1998) y la Botrytis Cinerea (Podredumbre noble) en el caso de los foráneos y la pasificación por soleo en el caso español. En concreto estos tres vinos fueron, tomados por este orden: un Tokaji, un Sauternes y un PX dulce de Jeréz. Mientras respiraban en el decantador los dos primeros, nos pareció oportuno tomarnos un excelente Finca Dofí 2004(DO Priorat) con unas deliciosas croquetas de setas que Carlos había preparado. Sin comentarios , el vino de Álvaro Palacios estuvo estupendo de principio a fin(al igual que las croquetas de Carlos).
Vale la pena hacer una pequeña introducción al Tokaji, el vino botrytizado más antiguo del mundo, anterior al Riesling en más de cien años y doscientos años anterior al Sauternes.


Pues bien, empezamos con el tokaji, Disznókó Tokaji Aszú 5 Puttonyos 1998, de la bodega húngara Disznókó, un coupage de Furmint 60%, Harslevelu 28%, Oremus 10% y Muscat 2%. Disznókó esta considerado como premier cru desde hace casi 300 años y es desde 1993 propiedad de la aseguradora AXA Millesimés. Disznókó, juntamente con la bodega Oremus, propiedad de la familia Álvarez(Vega Sicilia), la bodega Château Dereszla y Château Pajzos entre otros, han devuelto todo el prestigio al Tokaji, renovando y modernizando sus bodegas, aunque siempre respetando la tradición ancestral vitivinícola de Tokaj. Para este propósito, AXA dejó en manos del experto inglés Christian Seely y de su equipo, cuyo trabajo en Sauternes con Château Suduiraut les avalan, el cuidado de Disznókó. El fruto de toda esta labor son unos vinos

En la cata, este 5 Puttonyos, no defraudó en absoluto. A simple vista destacan el color ámbar de alta intensidad y la limpidez. En nariz resulta bastante complejo, con notas de melocotón en almíbar, naranja escarchada, orejones y algo de miel de acacia. La entrada en boca es untuosa y aterciopelada. La espectacular acidez mitiga el dulzor, equilibrando un vino que si no fuera por el coste(30€ la botella de 0,5 l.) podría beberlo todos los días. Un vinazo, largo y fresco como pocos y con una vida muy muy longeva. Los 20 meses de crianza en barrica apenas se notan. Es, sin duda, un vino excepcional.
Y tras el Tokaji, llegó el Sauternes: un Château D´Yquem 1998, otro coupage, esta vez de

Como en el caso del tokaji, la niebla matinal y la humedad tienen un papel muy importante para fomentar la aparición de la podredumbre noble. En Sauternes, cuando el verano toca a su fin y el otoño comienza, las influencias del río Cirón(aguas muy frías) en contacto con el Garona(aguas más cálidas) producen unas densas brumas matinales que al extenderse por los cultivos de las laderas impiden que el sol llegue a madurar la uva. Conforme se va disipando la bruma matinal y el calor va aumentando, la humedad del aire se vuelve más intensa, condición que propiciará la aparición de la Botrytis, indiscutible protagonista y responsable de este maravilloso y único vino.

En cata resultó digno de su mediática fama: de color dorado intenso, los aromas terciarios cerraban en un principio el paso al resto, destacando notas contundentes de pegamento imedio que se abrían poco a poco hacia barnices finos. Costó que se abriera más, pero poco después de diez minutos en copa afloraban el resto de aromas: especias(vainilla), cítricos, melocotón y algo de miel. En boca tiene un paso mucho más fresco de lo que aparenta en un principio con claras notas de piel de naranja escarchada y dulce de membrillo todo ello en perfecta armonía y equilibrio con una rotunda acidez. El postgusto es larguísimo y con un delicioso recuerdo a bollería. Todo son excelencias en este fantástico vino y no iba a ser menos en su precio, que ronda los 300€, dependiendo de donde se compre. La verdad es que lo encontramos por bastante mejor precio del que suele tener al detalle en tienda, y pudimos disfrutarlo sin rascarnos tanto el bolsillo.
Siempre he pensado que un vino de estas características carece de sentido, de placer, si no se comparte, y la ocasión bien lo mereció.
Por último y para cerrar, el PX Dulce Muy Viejo de Ximénez-Spínola: desde la reseña

Quiero dar las gracias y mandar un abrazo muy especial desde Les Foes para Ana y Carlos, por acogerme siempre tan bien y estar siempre dispuestos a compartir y catar cosas nuevas.
Roger