25 d’agost del 2008

Italia indimenticabile (Italia inolvidable, Parte I)


Mediados de agosto, el calor y la humedad son sofocantes y más en Verona, gracias al paso del río Adige por el centro de la ciudad. Tras tres días de gastroturisteo por la ciudad, descubriendo pequeñas enotecas como la de Santa Anastasia (en Via Massalongo Abramo, frente a la Iglesia de S. Anastasia) y también míticas como Antica Bottega del Vino(toda una institución en Italia), emprendimos la marcha hacia nuestra primera visita a bodega.
Primero cogimos un tren desde Verona, que nos dejaría en Trento. Una vez allí, alquilamos un coche para dirigirnos hacia la Azienda Foradori en el corazón de Mezzolombardo, a medio camino entre Trento y Bolzano. Gracias al GPS (invento donde los haya) pudimos llegar sin problemas, porque de no tenerlo, no sé si hubiéramos sido tan puntuales a nuestra cita con Elisabetta Foradori. La bodega está situada a los pies de los Dolomitas, en pleno Alto Adige. El mimo y el detalle con el que Elisabetta cuida la Teroldego, única variedad que utiliza para sus dos vinos tintos, es impresionante. Poder visitar una bodega que normalmente no hace visitas es toda una maravillosa sorpresa, pero si a esto le añadimos que a los cinco minutos de estar allí, aparece en escena, como por arte de magia Michael Wöhr para acompañarnos en la visita, la sorpresa aumenta cosiderablemente. Michael es el importador de vinos alemanes(Rieslings) más destacado de nuestro país, en la sociedad que comparte con Josep(Pitu) Roca, Vins Alemanys.
Hechas ya las presentaciones, Elisabetta nos hizo de cicerone por la finca que envuelve la Azienda, plantada exclusivamente de Teroldego. El tipo de cultivo que se desarrolla en toda la Azienda es biodinámico, lo que significa que para llegar hasta este punto y conseguir el sello de Biodinamico Certificato ha tenido que pasar por una serie de primeros estadios como la agricultura ecológica entre otros.
El interior de la bodega es espectacular. Bajamos una escaleras hacia las entrañas de la Azienda y ya empezamos a sentir cómo desciende la temperatura hasta convertirse en ideal para el reposo del vino. Sin humificadores, el nivel de humedad y temperatura son ideales en esta cantina de 1905, hecha construir por lo bisabuelos de Elisabetta. Un dato que nos sorprendió fue la utilización de bastante roble austríaco en la cantina, con unos resultados, como más tarde comprobaríamos, magníficos.
Un avez terminada la visita a la cantina, pasamos a la sala de catas donde Elisabetta, entre copa y copa, nos fue explicando todos los pormenores de sus dos vinos tintos, 100% Teroldego, a través de los últimos años. La evolución en las tres últimas añadas es espectacular, en calidad y armonía. Los primeros años de nuestra vertical (2004, 2005 y 2006), tanto del Foradori básico como de su alta expresión Granatto, resultaron algo desequilibrados, como muy rudos y con un ataque bastante complicado en el 2004. En el año siguiente, el 2005, ambos vinos resultaron mucho más redondos y equilibrados pero sin llegar a la armonía y complejidad de 2006. Es a partir de este último donde esa evolución antes mencionada, se pone de manifiesto con toda su expresividad. La Teroldego, tan típica como denostada en esta zona del norte de Italia, expresa toda su mineralidad a través de los vinos de Elisabetta, evidenciando el terruño al cual pertenecen desde hace incontables generaciones. Fue un verdadero placer haber tenido la oportunidad de conocer de primerísima mano la Azienda Foradori, así como a Elisabetta, y que nos explicara al detalle toda la historia de esta fascinante variedad.
Antes de proseguir nuestro viaje, Elisabetta nos recomendó una pequeña enoteca, un poco más al norte, en el pueblo de Egna (provincia de Bolzano), Johnson & Dipoli, un sitio regentado por un tal Vincenzo(como sabríamos más tarde) y donde pudimos probar varios de los vinos blancos más espectaculares del norte de Italia.

Eran casi las cuatro de la tarde cuando llegamos a Egna y el calor de pleno agosto nos hizo buscar desesperadamente la sombra. Pasamos por una calle adoquinada y porticada a ambos lados, y siguiendo por uno de los lados hacia el centro del pueblo, caímos en la cuenta de que estábamos en la calle que buscábamos, Via Andreas Hofer. Unos cien metros más arriba, en la convergencia de dos calles y bajo los pórticos de origen medieval, vimos en el número 3 la pequeña enoteca, que parecía prácticamente vacía. Como nos pareció un sitio tranquilo, tomamos asiento en una de las mesas exteriores y pedimos dos copas: un Gewürztraminer passito y un coupage de Sauvignon Blanc y Gewürz. De todos los vinos blancos que probamos durante aquella tarde, hasta bien entradas las ocho, nos quedamos con el que acto seguido cenaríamos: Lieben Aich 2006(IGT) de la Tenuta Manincor, un mineralísimo monovarietal de Sauvignon Blanc sencillamente extraordinario.
La tarde se ofreció maravillosamente tranquila entre copa y copa y como no podía ser de otro modo, con alguna que otra sorpresa. A eso de las seis de la tarde apareció un tipo joven, vestido de cocinero, y al oirnos hablar en español se sentó rápidamente a nuestra mesa para preguntarnos de dónde éramos. Era Terry el cocinero provisional(durante 20 días) de la enoteca. Terry estaba casi de vacaciones y por referencias y amistad le hacía la campaña de agosto a Vincenzo. La formación de Terry como cocinero es vastísima, pero lo que más vendía Vincenzo a sus clientes era el hecho que Terry hacía tres años que estaba trabajando en el restaurante de Ferràn Adrià(El Bulli) como cocinero y ya se sabe lo que les gusta presumir en general a los italianos en cuestiones de imagen, en fin. Parece que después de una hora hablando con nosotros se le abrió el cielo al pobre cocinero que se veía obligado a cocinar pasta y cuatro cosas más de la escueta carta que ofrecía la enoteca. Él quería hacer algo más especial y sofisticado, y nos comentaba que la gente del norte no apreciaba lo suficiente ese tipo cocina.
Acabamos pidiéndole que nos preparase aquello que se le antojara para cenar y así fue: de primero un Carpaccio de buey, fresquísimo y muy apetecible para empezar. De segundo un Risotto alla mustarda con alcaparrones y café espolvoreado, no tengo palabras para este sencillo e inefable plato, simplemente magia. El tercer plato fue Pichón con suflé de calabaza y boniato, acompañado de semillas de albahaca germinadas al Campari. Extraordinario, sin más. Para cerrar esta magnífica comida, Terry nos había preparado un postre de creación propia que nos dejó de una pieza: Helado de Bubble Gum sobre mozzarella(simulando la textura) y galleta, y acompañado de una salsa de fruta de la pasión con piña. Absolutamente pantagruélico; de esas cosas que hay que probar alguna vez en la vida. Y cómo no, dos copas de un fabuloso Gewürz passito jalonaron a la perfección este final de cena.
A la una pasada, después de haber hablado largo y tendido con Vincenzo y con Terry, nos despedimos porque al día siguiente teníamos cita en la Tenuta Hofstätter (Termeno), con nada más y nada menos que Martin Hoffstätter que nos haría de cicerone por las fincas y la bodega. Pero esta es otra historia que ya detallaré más adelante.

Salute, e alla vostra!!


Roger

22 de juliol del 2008

El Bugader de Joan D´Anguera: un syrah para el recuerdo.


Ante todo y en primer lugar, vayan por delante mis disculpas. Me disculpo por no poder atender el blog con regularidad, pues este post, realmente, debería haberse publicado hace casi dos meses. Un largo periodo de muchísimo trabajo me ha mantenido apartado de todo lo relacionado con el blog, que no con el vino. En fin, dicho esto, paso a retomar la tarea donde la dejé.
Como en tantas otras ocasiones, el escenario de la cata que organizamos fue la vinoteca de Ana y Carlos en Cabanes, que como buenos anfitriones auspiciaron la cata y nos dieron bien de comer. Y nuestra intención, en esta ocasión en concreto, fue la de dar a conocer todos los vinos de una bodega histórica como es Cellers Joan d´Anguera en Montsant, con una tradición vitivinícola que se remonta a 1820, y cuyos vinos "más especiales" no eran tan conocidos para todos los asistentes como lo son su Planella o su Finca l´Argatà.
Pues bien, en la cata que propusimos, se probaron todos los vinos de la bodega, inclusive su dulce D´Or(una verdadera virguería elaborada con Garnacha y sometida a un proceso natural de oxidación y crianza durante 36 meses, al estilo generoso), además del Jove Joan d´Anguera, el estupendo crianza La Planella 2006 y el no menos excelente Finca l´Argatà 2006. No obstante, toda la espectación recayó, como era de esperar, en la vertical de El Bugader(entre 70-80% de Syrah, y el resto a partes iguales de Garnatxa y Cabernet Sauvignon) que comprendía las añadas 2001, 2002, 2003, 2004 y 2005.

La orientación general de la finca donde se ubica el viñedo de El Bugader, es preeminentemente norte, esto matiza, más si cabe, el desarrollo de la syrah. A diferencia de otras zonas vinícolas, donde la syrah recibe más horas de sol y eso se traduce en notas más cálidas(por lo general) en el vino resultante, en El Bugader de Joan d´Anguera no hay nada que recuerde a largas insolaciones. El conjunto mantiene una armonía espectacular, como sólo ocurre con los grandes vinos.
El éxito de que El Bugader sea lo que es se debe a la sabia elección que tomó el padre de Joan y Josep, hará prácticamente tres décadas, al plantar un clon muy particular de syrah que unido al magnífico terroir de la finca ha dado como resultado un vino de perfecto equilibrio, capaz de transmitir toda la particularidad del terruño.
La elección fue, además de sabia, acertada, puesto que Cellers Joan d´Anguera fue pionera en adaptarse a las nuevas necesidades y demandas de un mercado cada vez más creciente y exigente, introduciendo por primera vez la syrah en la zona y siendo uno de los primeros vitivinificadores de la misma en toda España.
El relevo generacional, con Joan y Josep, ha intensificado y apurado los esfuerzos por mantener una tradición vinícola histórica junto a un concepto moderno de elaboración del vino, apostando siempre por una excelente calidad y cuidado de la materia prima(el vino se hace en el viñedo) en detrimento de una producción masificada. Como resultado, sus vinos les avalan: una calidad y concentración indiscutibles, que como en el caso de El Bugader, les auguran una larga vida.

Volviendo a la vertical de El Bugader, intentaré sintetizar los comentarios, poniendo de relieve aquellas particularidades que me parecieron más notables y diferenciadoras a lo largo de la cata. Quisiera señalar que todos los vinos fueron decantados 2 horas antes de su servicio, manteniendo su temperaturaa 15º en todo momento.
Dicho esto, empecemos por las características generales: en copa destaca la capa altísima, color cereza picota casi opaco. En nariz, todos comparten un aroma de buena intensidad, con una abrumadora presencia de fruta negra y ciertas notas a violetas. Otro rasgo común que destacamos es el recuerdo de la crianza, que tras 14 meses en roble nuevo francés, en absoluto ahoga a la fruta, permaneciendo en un segundo plano y confiriendo esas notas balsámicas tan características en este "casi" monovarietal de syrah.
En boca tampoco hubo lugar a la decepción: una frescura impresionante fue el estandarte a lo largo de toda la vertical, destacando la fuerza y frescura del 2001, un año sin duda inolvidable para este vino. La fina crianza también debe ser destacada aquí, denotando el tostado, al final, en algunas añadas como 2004 y 2005 un ligero recuerdo a café moka, extraordinario. La carnosidad del tanino, bien definido y sin aristas, es también una constante en todos los Bugader, incluso en el 2003, un año muy complicado por el extremo calor, en el que sólo embotellaron unas 3000 botellas de las 6000 habituales en otros años.
No menos importante es la acidez que mitiga los casi 14,5º y equilibra de forma espectacular todo el conjunto. A esto se le debe añadir el largo recorrido que tiene en boca y un eterno final que junto a un retronasal impresionante hacen de este vino uno de los más elegantes que haya tenido el placer de probar.
En pocas palabras, la mineralidad(tierra seca) sumada a una materia prima cuidada y mimada al detalle dan como resultado un vino extraordinario. Y si tuviera que elegir algun año en particular, me quedaría con el 2001, por su frescura y elegancia y con el 2005 por su fuerza y su concentración. Si bien estos dos me entusiasmaron, todos, absolutamente todos, estuvieron a la altura con creces. Sin duda alguna, un syrah para el recuerdo.

Desde Les Foes quisiera agradecer y mandar un fuerte abrazo a Joan y Núria por su hospitalidad cada vez que voy a Montsant. Gràcies per tot.

Roger

4 d’abril del 2008

Una de generosos en Vins & Sentiments.


Encontrarte de nuevo con una amistad de la que no sabes nada en años es siempre una alegría y
si además la reencuentras en un lugar especial, la alegría es doble. Así fue mi reencuentro con Ana, algo muy casual, en su tienda de Vins & Sentiments en Cabanes, sin tener la más mínima idea de que el negocio era suyo y de Carlos. No podía ser de otro modo, una feliz casualidad. A raíz de nuestro primer "nuevo" contacto, que seguimos manteniendo por supuesto, hemos tenido la oportunidad de poder quedar varias semanas, siempre en su tienda, para realizar algunas catas memorables como la que a continuación detallo.
Decidimos hacer una cata singular de vinos generosos dulces(otra vez será de secos, prometido). Buscamos también que los procesos de elaboración fueran diferentes pero con un denominador común: la añada(1998) y la Botrytis Cinerea (Podredumbre noble) en el caso de los foráneos y la pasificación por soleo en el caso español. En concreto estos tres vinos fueron, tomados por este orden: un Tokaji, un Sauternes y un PX dulce de Jeréz. Mientras respiraban en el decantador los dos primeros, nos pareció oportuno tomarnos un excelente Finca Dofí 2004(DO Priorat) con unas deliciosas croquetas de setas que Carlos había preparado. Sin comentarios , el vino de Álvaro Palacios estuvo estupendo de principio a fin(al igual que las croquetas de Carlos).
Vale la pena hacer una pequeña introducción al Tokaji, el vino botrytizado más antiguo del mundo, anterior al Riesling en más de cien años y doscientos años anterior al Sauternes.

La región de Tokaj se encuentra al este de la capital húngara, justo haciendo casi frontera con Ucrania y lindando su zona montañosa con Eslovaquia, con quien comparte una pequeña porción del apelativo de vino de Tokaj, también. Desde un punto de vista geográfico, el hecho de estar prácticamente encima de la enorme llanura del Danubio favorece la constante humedad, facilitando la aparición de la podredumbre noble. La vendimia es muy tardía y siempre se realiza haciendo varias pasadas y seleccionando por racimos, justo antes de empezar las heladas invernales. Tras la vendimia, se procede a la selección de la uva atacada de botritys, depositándola en una especie de cestos llamados Puttonyos . Los Puttonyos son la cantidad de 25 kg. de uva botrityzada por barrica de Gönc(136 litros). El resto de uvas, no botrityzadas, se vinifican de forma normal(en seco) y será durante su fermentación cuando se les añaden la cantidad de puttonyos que conformarán el definitivo Tokaji. Para que un vino Tokaji sea denominado Aszú, es necesario un mínimo de 3 puttonyos para su elaboración, es decir, 75 kg. de uva botrityzada por barrica de 136 litros.
Pues bien, empezamos con el tokaji, Disznókó Tokaji Aszú 5 Puttonyos 1998, de la bodega húngara Disznókó, un coupage de Furmint 60%, Harslevelu 28%, Oremus 10% y Muscat 2%. Disznókó esta considerado como premier cru desde hace casi 300 años y es desde 1993 propiedad de la aseguradora AXA Millesimés. Disznókó, juntamente con la bodega Oremus, propiedad de la familia Álvarez(Vega Sicilia), la bodega Château Dereszla y Château Pajzos entre otros, han devuelto todo el prestigio al Tokaji, renovando y modernizando sus bodegas, aunque siempre respetando la tradición ancestral vitivinícola de Tokaj. Para este propósito, AXA dejó en manos del experto inglés Christian Seely y de su equipo, cuyo trabajo en Sauternes con Château Suduiraut les avalan, el cuidado de Disznókó. El fruto de toda esta labor son unos vinos excepcionales, dignos de su apelativo histórico "vino de reyes y rey de los vinos".
En la cata, este 5 Puttonyos, no defraudó en absoluto. A simple vista destacan el color ámbar de alta intensidad y la limpidez. En nariz resulta bastante complejo, con notas de melocotón en
almíbar, naranja escarchada, orejones y algo de miel de acacia. La entrada en boca es untuosa y aterciopelada. La espectacular acidez mitiga el dulzor, equilibrando un vino que si no fuera por el coste(30€ la botella de 0,5 l.) podría beberlo todos los días. Un vinazo, largo y fresco como pocos y con una vida muy muy longeva. Los 20 meses de crianza en barrica apenas se notan. Es, sin duda, un vino excepcional.

Y tras el Tokaji, llegó el Sauternes: un Château D´Yquem 1998, otro coupage, esta vez de Sémillon (80%) y Sauvignon Blanc (20%). Huelgan las presentaciones en uno de los mejores y más conocidos vinos del mundo. Château D´Yquem está calificado como Premier Grand Cru Classé y es el más famoso vino de toda la DOC Sauternes, y casi que de todo Burdeos junto con Petrus. Se utiliza la Semillon por la propensión que tiene a la podredumbre noble(la piel de la uva es muy fina, ideal para que penetre la Botrytis) y la Sauvignon blanc, aunque menos propensa, se utiliza para reportar acidez y mantener el conjunto durante su larga evolución.
Como en el caso del tokaji, la niebla matinal y la humedad tienen un papel muy importante para
fomentar la aparición de la podredumbre noble. En Sauternes, cuando el verano toca a su fin y el otoño comienza, las influencias del río Cirón(aguas muy frías) en contacto con el Garona(aguas más cálidas) producen unas densas brumas matinales que al extenderse por los cultivos de las laderas impiden que el sol llegue a madurar la uva. Conforme se va disipando la bruma matinal y el calor va aumentando, la humedad del aire se vuelve más intensa, condición que propiciará la aparición de la Botrytis, indiscutible protagonista y responsable de este maravilloso y único vino.
El suelo cultivado del Château está formado por una gran capa de arcilla(algo poco común en Sauternes) sobre un lecho de piedra caliza muy profundo que facilita el drenaje junto con el sistema que la bodega instaló a finales del S.XIX: una serie de conducciones hechas de terracota que favorecen el avenamiento del agua, evitando que se estanque y perjudique el cultivo. Durante la vendimia, más de un centenar de personas trabajan entre cuatro y seis semanas en la recolección, a veces más, haciendo distintas pasadas(si es preciso hasta una docena de veces) puesto que se selecciona grano a grano, únicamente los sobremadurados, siguiendo la filosofía de los Lur-Saluces y del Château: "una cepa un vaso". El tiempo de fermentación es de cuatro a seis semanas, con una posterior crianza de 42 meses en barrica nueva de roble francés, cómo no.

En cata resultó digno de su mediática fama: de color dorado intenso, los aromas terciarios cerraban en un principio el paso al resto, destacando notas contundentes de pegamento imedio que se abrían poco a poco hacia barnices finos. Costó que se abriera más, pero poco después de diez minutos en copa afloraban el resto de aromas: especias(vainilla), cítricos, melocotón y algo de miel. En boca tiene un paso mucho más fresco de lo que aparenta en un principio con claras notas de piel de naranja escarchada y dulce de membrillo todo ello en perfecta armonía y equilibrio con una rotunda acidez. El postgusto es larguísimo y con un delicioso recuerdo a bollería. Todo son excelencias en este fantástico vino y no iba a ser menos en su precio, que ronda los 300€, dependiendo de donde se compre. La verdad es que lo encontramos por bastante mejor precio del que suele tener al detalle en tienda, y pudimos disfrutarlo sin rascarnos tanto el bolsillo.
Siempre he pensado que un vino de estas características carece de sentido, de placer, si no se comparte, y
la ocasión bien lo mereció.

Por último y para cerrar, el PX Dulce Muy Viejo de Ximénez-Spínola: desde la reseña abajo comentada han pasado unas semanas y esta vez, como colofón a la cata, hemos tenido la oportunidad de abrir una nueva botella de este inefable PX, y debo decir que la cata dio ciertas perspectivas complementarias a la suscrita anteriormente: en nariz el dátil y la pasa eran mucho más manifiestos que el higo. Abrumadoramente manifiestos, diría yo. Encuentro también ese punto de salinidad en nariz, como de cierta bruma junto con los aromas característicos de la solera. En boca sigue igual de increíble, con notas amargosas propias de la crianza, muy al fondo y toques inconfundibles de chocolate negro. Hasta aquí pocos cambios, lo curioso viene cuando termino la copa totalmente, la aireo y en un primer momento a copa vacía, se perciben unos aromas muy finos, como de chocolate negro caliente y pasa, durante los 5 primeros minutos. Al cabo de un cuarto de hora, éstos habían desaparecido y dado paso a todo el recuerdo de la crianza: ligero ahumado como de carbón vegetal y escabeche, impresionante. Esta última nota es la que me ha empujado a escribir otra vez sobre este magnífico PX, siempre lleno de sorpresas.

Quiero dar las gracias y mandar un abrazo muy especial desde Les Foes para Ana y Carlos, por acogerme siempre tan bien y estar siempre dispuestos a compartir y catar cosas nuevas.

Roger

2 d’abril del 2008

De Tascas por la capital del Turia.


Con motivo de una celebración muy especial, y aprovechando que estábamos en Valencia, decidimos darnos un homenaje y visitar varios de los sitios míticos de tapas de la ciudad. Y qué mejor que adentrarnos en el Carmen para nuestros propósitos.
Pues bien, trazamos una pequeña ruta que empezó justo enfrente del Mercat Central y terminó en la Plaça del Tossal. La cosa fue así:
En primer lugar, llegamos bordeando el Mercat Central a un estrecha calle donde está ubicada la Tasca El LLibrer (C/En Gil, 3) y para nuestra decepción estaba cerrada. Nos quedamos sin probar su famosa "zapatilla valenciana"(una especie de pisto sobre pan crujiente con una fina capa de allioli encima) , en fin otra vez será. Pero no nos desanimamos y continuamos nuestro periplo por El Carmen.
El siguiente paso fue Tasca Ángel, en la Calle de la Purísima, justo detrás de la Lonja de la Seda a escasos metros de la Plaza del Dr. Collado. Empieza el festival: son las ocho y media de la tarde y está a tope esta pequeña tasca de toda la vida. Nos hacemos un poco de hueco en la barra y para no molestar al camarero que va de punta a punta todo el rato le pedimos todo de una vez: unos montaditos de esgarraet(bacalao desalado y desmigado, aderezado con aceite y un poco de ajo) con pimiento para empezar, buenísimos; ajoarriero, un delicioso allipebre(plato tradicional valenciano, con anguila guisada) y como colofón las archifamosas sardinas de la casa, excepcionales a todas luces. Todo lo aderezamos con unas cañitas frescas muy bien tiradas.
Salimos de Tasca Ángel bien contentos y nos dispusimos a seguir nuestra ruta, que esta vez llegaría hasta la sidrería El Molinón justo al final de la calle Bolsería, casi lindando con la Plaça del Tossal. El Molinón es un sitio ideal para probar lo más típico de la gastronomía norteña: cabrales a la sidra, lacón, revuelto de oricios y un largo etcétera. Nosotros pedimos un lacón, excelente, y morcilla de Aranda, igual de apetecible. Todo ello lo regamos con un Venta del Puerto nº12, un vino DO Valencia sensacional a un precio increíble: 14€ en carta, no se puede pedir más. La carta de El Molinón está bastante bien(no puedo juzgar las copas porque pedimos botella) pero los precios del vino por botella son interesantes. Tal vez las mesas sean algo pequeñas y demasiado juntas en un local que suele estar lleno incluso entre semana que es cuando fuimos. Salimos contentos también. Ya sólo nos quedaba para terminar, la última visita imprescindible: Tasca el Pilar o la Pilareta que dicen aquí en Valencia.
A escasos metros de El Molinón, ya en Plaça del Tossal, esquina con C/Moro Zeit se alza un templo de la tapa tradicional valenciana, El Pilar. Aunque estábamos más que satisfechos, la gula nos pudo y entramos para pedir un entero(un plato de sus famosos mejillones o clóchinas como dicen ellos) hechos al vapor con bastante pimentón picante, fabulosos. El Pilar es un sitio muy auténtico, de esos de toda la vida y tiene la colección más grande y antigua que haya visto un servidor, de Brandy Fundador entre otros(tienen tras la vitrina una botella de cava Raventós-Codorniu casi centenaria diría yo). A los pies de la barra unos cajones de plástico se tocan de punta a punta y delatan la especialidad de la casa. En estos la gente, mientras come y charla en la barra, va tirando las cáscaras del mejillon, muy muy auténtico. También vale mucho la pena su ensaladilla rusa.
Ya no podíamos más y era tarde, así que volvimos a casa para acomodarnos e intentar hacer la digestión antes de dormir.
Y hasta aquí todo, si tengo que resumir me quedo con todas las tapas tradicionales de Tasca Ángel, los vinos de El Molinón y los mejillones de El Pilar.

En otra ocasión, más.

Roger

15 de febrer del 2008

PX de Ximénez-Spínola: pura delicia.


Hace ya unas semanas que venía rumiando esta reseña, después de haber tomado parte en una cata de PX, organizada por una de las pocas tiendas especializadas que hay en Castellón y además diligentemente conducida por Pepe Zarzana-Spínola. En esta, tuvimos la oportunidad de probar el Pedro Ximénez (Dulce Muy Viejo) , 100% Pedro Ximénez de su bodega Ximénez-Spínola. Los Spínola son una familia de origen italiano que se estableció en el Marco de Jerez a principios del S.XVIII durante el apogeo exportador(a las Indias e Islas Británicas), creando las bases de lo que sería la industria vinícola jerezana junto con otras familias también de origen italiano tales como los Conti, los Lila o los Maldonado, una vez desaparecido el monopolio sevillano a finales del S.XVII, cuando la cabecera de la Flota de Indias pasó a Cádiz, beneficiando así, todavía más, las exportaciones del Marco.

Pues bien, de vuelta al presente y después de ponernos al corriente del trabajo en campo y bodega, y de hacer una introducción histórica a esta extraordinaria variedad, Pepe nos comentó un poco cómo funciona la selección de calidad que el Comité de Cata de la bodega realiza a la hora de elegir qué vino se embotellará ese año. El particular proceso de vinificación reduce el rendimiento de la uva a un 30% del total de la vendimia, puesto que a través del soleo(pasificación natural controlada al sol), la uva se pasifica, perdiéndose el 70% de la misma.
El PX que producen no tiene añada(estamos hablando de un blended, una mezcla), y cada año no se embotellan tampoco la misma cantidad de botellas, de este modo sólo llegan al mercado, tras un riguroso control de calidad, unos pocos miles de botellas que nunca superarán las 12.000 unidades en total(la reseña de cata que aparece más abajo está hecha sobre una botella nº 5.142 de un total de 8.754 seleccionadas en el 2005). Una limitadísima producción con unos niveles de calidad insuperables(la selección anual de su solera es probablemente la más reducida de todo el Marco). Es, en mi opinión, un microtop (muy baja producción/calidad máxima) dentro del Marco de Jerez.

Hay que decir también que esta reseña que sigue ha sido hecha sobre una botella adquirida a posteriori de nuestro encuentro con Pepe Zarzana.
A simple vista, una vez en copa, muestra un color ébano de alta intensidad(casi zaino) con reflejos yodados(como de Betadine) o de nogalina, muy brillantes. Al mover ligeramente la copa, la lágrima(el lagrimón!!) delata la intensidad y la gradación de este muy viejo PX. En nariz me recuerda al arrope (arrop i tallaetes, que decimos aquí en Castelló), con notas de café torrefacto y cobertura de chocolate negro muy típicos del envejecimiento, que le dan un toque elegante. Además le encuentro un ligero toque salino(¿será la influencia del mar?).
En la boca es pura golosina: pasas, dátil y por encima de estos, higo(en mi opinión). Toda la fruta seca que rezuma(aunque resulte paradójico que un fruto seco pueda rezumar) está increíblemente bien ensamblada con la madera dejando en el largo final uno destellos amargosos exquisitos. Es fresco, sedoso, apenas se nota el 15% de alcohol y la acidez sostiene el conjunto paliando cualquier exceso de dulzor y ofreciendo así un equilibrio espectacular. Es complejo, redondísimo y la crianza oxidativa del sistema de "criaderas y soleras" propia del Marco de Jerez le confiere una personalidad muy acentuada. Además no es empalagoso en absoluto.
Aunque la temperatura de consumo venga indicada sobre los 14º, recomendaría tomarlo entre 10-12º para poder disfrutarlo plenamente. Y a solas(sin comida), que por supuesto es como mejor sabe y se aprecia.
Este blended "asoleao" de PX que elabora Pepe Zarzana es una pequeña joya encerrada en cristal. El precio por tan mimada y limitadísima producción no es económico, pero el trabajo bien hecho, bien lo vale: 45€.

Y así fue nuestro último encuentro(hasta la fecha) con la Pedro Ximenez. Hasta más ver(o catar).

Roger

Nota: la imagen de cabecera procede de la web de la bodega.

12 de febrer del 2008

Vins Alemanys 2006: la diva blanca vuelve a Girona.



El pasado 4 de Febrero, tuve la oportunidad(y el placer), de poder asistir a la cata que Vins Alemanys(Josep Roca y Michael Wöhr) y Vinialia organizaron en el Mas Marroch del Celler de Can Roca. En total se cataron 118 vinos alemanes de la añada 2006, procedentes de las cinco zonas por excelencia donde la Riesling reina y campa a sus anchas: Pfalz(Palatinado), Rheinhessen, Rheingau, Nahe y Mosel-Saar-Ruwer. Como es de suponer, no caté todos, a pesar de llegar casi a primera hora, pero aun así sí que pude degustar unos 80 aproximadamente(que ya son).
Pues bien, mi intención en este post no es la de reseñarlos todos(ni todas las bodegas, sólo las más interesantes en mi opinión, claro), ni mucho menos, pero sí me gustaría opinar sobre algunos que me parecieron extraordinarios y sorprendentes.
Empezamos por la zona del Mosela y la primera bodega que probamos fue Weingut Grans-Fassian, con unos vinos excelentes de entre los cuales me encantaron su Hofberger Riesling GG 2006(Grand Cru seco de pago seleccionado)con una entrada en boca espectacular, el Apotheke Riesling Auslese-GK 1997(selección-cápsula dorada) fresco, sin mucho rastro de hidrocarburos, frutoso y con una buena acidez. La cata prometía y sólo empezábamos.
Seguimos en el Mosela y el siguiente en la lista es Weingut Fritz Haag con dos dulces espléndidos: el primero un Juffer Sonnenuhr #9 Riesling Auslese-GK 2004 (el # indica el nº de parcela o tonel)muy complejo en aromas(sobresaliendo el membrillo), mineral y ligeramente carbónico. El segundo otro Juffer Sonnenuhr #12 Riesling Auslese-GK 2006, también estupendo, muy herbáceo y fresco, almíbar y manzana al horno, en mi opinión. Para cerrar nuestro encuentro con Fritz Haag, pudimos catar su superdulce Juffer Sonnenuhr #18 Riesling TBA 2006, impresionante, un espectáculo en el paladar, con 295 g/l. de azúcar residual, una acidez ideal, largo y al punto para beber ya. Este último vino lo acompañamos con un poco de queso Comté, no se puede pedir más. El trabajo y la calidad de Oliver Haag en menos de 9 Ha.(8,8 exactamente) es encomiable.
Y seguimos en el Mosela, esta vez con Weingut Heymann-Löwenstein que nos deparó bastantes sorpresas. La primera fue probar su espumoso Blanc de Noirs Brut 2003, 100% pinot noir, un blanc de noirs del Mosela de una excelente calidad, muy apetecible y con una RCP muy buena también: sobre los 26€. Aunque si algo nos encantó fueron dos de sus dulces: el primero un Röttgen Riesling Auslese 2001, muy convincente y largo, con unas notas ligeras de hidrocarburos, levaduras finas y unos toques amargosos muy al fondo. El segundo fue la estrella, en mi opinión, de la bodega: Uhlen "R" Riesling Auslese-GK 2006, la "R" le viene de Rothlay o Pizarra Roja, siendo la parte más mineral del pago. Notas de carpintería, muy mineral y glicérico, en boca es graso, equilibrado y redondo, dulce pero sin exagerar...absolutamente delicioso y largo(con una escueta producción de 450 l.).
Continuando nuestro largo paseo por esta región le toca el turno a Weingut Reichsgraf von Kesselstatt donde nos inclinamos(después de probar bastantes) por uno de sus dulces y los dos superdulces que presentaban. El dulce que nos gustó más fue un Scharzhofberger #10 Riesling Auslese-GK 2006, muy frutal en nariz, en boca ligeramente carbónico(estaba recién abierto) y un postgusto largo a dulce de membrillo casero delicioso.Muy bueno. En los superdulces nos encontramos otra vez con un Scharzhofberger #11 Riesling BA 2005, este pago clasificado que se encuentra en la parte del Saar, lo comparte Kesselstatt con otro gran productor de calidad: Egon Müller, del que hablaremos en breve. Pues bien, el Beerenauslese (BA) se presenta muy suave y equilibrado, con una mineralidad pizarrosa bien marcada y muy apetecible en conjunto. El segundo de los superdulces de Kesselstatt: Nies´chen #28 Riesling Eiswein 2002, es sin duda el estandarte de la bodega y se elabora a partir de la riesling de un sólo pago clasificado que la bodega tiene en el municipio de Kasel, dentro de la zona del Ruwer. Es de una mineralidad impresionante(pizarra azul desmoronada), ligeramente punzante del carbónico, muy goloso(residual de azúcar 239 gr/l), acidez perfecta, paso cálido en boca y postgusto larguísimo. Un eiswein excelente con una producción bajísima de 300 litros.
Y terminamos nuestro particular periplo por el Mosela con la afamada Weingut Egon Müller-Scharzhofberg, un productor archiconocido por la calidad de sus vinos. Egon Müller posee 12Ha. divididas en dos pagos ubicados en Wiltingen, en la zona del Saar: Scharzhofberger y Braune Kupp. Del primero probamos sus dulces: Scharzhofberger #4 Riesling Spätlese 2006, con notas de acacia y mucha mineralidad(pizarra gris desmoronada) en nariz y cierto sentido de salinidad en boca, muy bien estructurado en conjunto. Y el Scharzhofberger #10 Riesling Auslese 2006, suave, muy equilibrado, elegante y goloso, tal vez le faltara un poco más de persistencia al final, en mi humilde opinión. Tuvimos mucha suerte de probar(acabado de abrir) el escasísimo Scharzhofberger Riesling Auslese GoldKapsel 1999 y fue todo un acierto: en nariz notas sutiles de hidrocarburos(plástico) y sumamente mineral, y en boca una acidez ideal, oleoso, equilibrado, notas de melocotón en almíbar y un final de bandera. Excelente en todo.
Esta vez seguimos con Nahe, para ser más concretos con el Nahe alto(la parte más occidental), donde encontramos Weingut Emrich-Schönleber una bodega familiar con una tradición vitivinícola de más de 250 años. Pues bien, si hubo dos BA que brillaron en esta enorme cata, en mi opinión fueron los de esta bodega: el primero un Halenberg Riesling BA 2006, en nariz no parece en un principio muy expresivo, pero a medida que se mueve en la copa va cogiendo otro tinte la cosa. Un vino elaborado con mimo, armonioso, mineral(pizarra azul, cuarcita y guijarros) equilibrado, acidez al punto y un final memorable. De esta virguería se producen escasamente 188 litros. El hermano mayor de este vino, un Halenberg Riesling BA 2003, resultó igual de satisfactorio y memorable que su predecesor con un matiz en nariz más a petróleo y menos mineral(ojo!, sólo en nariz). Ambos fueron, en mi humilde opinión, todo un espectáculo paladeable, algo para el recuerdo.
Nahe termina su representación en la cata con una bodega conocida por todos Weingut Hermann-Dönhoff(en el Nahe central), de la cual destacaré su superdulce Hermannshöhle Riesling BA 2006, puesto que al Brücke Riesling BA 2006 le faltaba botella, mostrándose muy cerrado y con cierto olor a sudor junto al mineral. Del Hermannshöhle en cambio sólo puedo hacer cumplidos: un vino muy bien elaborado, mineral, ligeros hidrocarburos y algo punzante de carbónico, pero muy poco. Un BA extraordinario y largo.
Y pasamos a Rheingau, para ser exactos a su parte central, donde encontramos otra archiconocida bodega Weingut Peter Jakob Kühn de la cual destacaré su dulce St. Nikolaus Riesling Auslese 2006, terroso(arcilla y cuarcita), una acidez excelente y muy equilibrado. De este buenísimo vino sólo se han producido ¡¡55 escasos litros!!. Y de los superdulces los tres fueron de lo mejor del día. El primero un Lenchen Riesling Eiswein 2004 fue todo un festival en el paladar, notas de acacia, miel, tilo, membrillo y muy muy mineral; en boca toda una golosina, soberbio. El segundo, también un Lenchen Riesling BA 2006 se mostró muy parecido al anterior sólo que en nariz resaltaba a priori mucha más piedra(guijarro de cuarcita) y en boca el dulce de membrillo destacaba más. Muy goloso. Y nos despedimos de la bodega catando el que fue sin duda su mejor riesling en mi opinión, el Lenchen Riesling BA 2003, uno de esos vinos que lo tienen todo: equilibrio, terruño, una acidez perfecta y sumamente elegante y dulce(290gr./l), ahí es nada. Si no he hablado de su seco más conocido "Quarzit" Riesling 2006, ha sido porque cuando lo probamos en la cata, desprendía ciertos aromas animales(chorizo) y a sidra, y le faltaba botella. Pero el resto de la bodega fue excelente, sin duda.
Siguiendo por la zona occidental del Rheingau nos encontramos con Weingut Georg Breuer una bodega familiar ubicada en Rüdesheim, la puerta al valle central del Rin, llena de históricos palacios y antiguos castillos. De esta bodega nos entusiamaron sus tres dulces. El Rheingau Riesling Auslese 2006, equilibrado y con una acidez muy marcada, destacaban notas de resina en nariz. Muy bueno. El segundo fue un riesling del pago que la bodega tiene en monopolio, Nonnenberg Riesling Auslese-GK 2003, un vino muy completo, con ciertos aromas de carbón vegetal y una largura espectacular. El mejor de la bodega, en mi opinión. Y para cerrar un no menos espectacular Berg Schlossberg Riesling Auslese-GK 2006, con aromas marcados de la fermentación en bota y notas de lichi y manzana al horno. En conjunto Breuer mantiene una calidad impresionante.
Cambiamos de zona, pasando de Rheingau a Rheinhessen donde en representación de la zona encontramos Weingut Wittmann, una bodega familiar con casi cuatro siglos de historia. Sus vinos en general me parecieron bastante ligeros pero destacaré los dos dulces: Morstein Riesling Auslese 2006 y Morstein "S" Riesling Auslese-GK 2006. El primero me pareció muy curioso en nariz, con un sentido ligeramente salino, me recordó ciertamente a un Fino muy suave; el segundo resultó muy correcto en todo: mineralidad(marga arcillosa y caliza), aromas bien definidos y una boca bastante apetecible. Si bien estos dos dulces me llamaron la atención, fue realmente el superdulce de la bodega el más curioso y estupendo, en mi opinión: Albalonga Trockenbeerenauslese (TBA) 2003(la variedad Albalonga es un doble cruce de Riesling/Sylvaner con Sylvaner). No tuvo tanto cuerpo tal vez como sus predecesores pero en conjunto fue muy superior a estos: notas de plástico fino en nariz, en boca cuerpo medio(algo ligero para lo que esperábamos) pero con una acidez notable y muy muy goloso, estupendo en definitiva.
Y por último ya la zona de Pfalz(Palatinado) con algunas bodegas destacables como Weingut Geheimer Rat Dr. von Bassermann-Jordan con tres siglos de tradición vitícola y la bodega subterránea más extensa de toda Alemania. De aquí destacamos su dulce Stift Riesling Auslese-GK 2006, un vino muy equilibrado, mineral y fresco con una acidez magnífica, buenísimo. Y también su superdulce Maushöhle Riesling BA 2003 con un intenso aroma a petróleo, muy graso, ácido y goloso en boca con notas de dulce de membrillo y características del botrytizado. La producción no supera los 190 l. (una verdadera virguería).
Seguimos en Pfalz pero esta vez le toca el turno a Weingut A. Christmann de la cual fue extraordinario su superdulce Idig Riesling BA 2006. Este proviene del pago clasificado que la bodega tiene en Königsbach donde predomina el suelo de grava caliza y marga. En nariz una fruta espectacular, mineralidad suave y a medida que se va abriendo en la copa, mejora; en boca destacan una acidez muy lograda y ciertas notas de chupa chup Kojak(fresa ácida). Muy goloso y escaso (94 l. de producción!!!).
Y cerramos este casi-eterno comentario con uno de los grandes productores del Palatinado: Weingut Dr. Bürklin-Wolf, de la cual nos gustó mucho su seco Kirchenstück Riesling GG 2002, muy mineral y glicérico, con una acidez muy marcada, goloso y con ciertos toques de Fino jerezano. También estuvo estupendo su dulce Rechbächel Riesling Auslese 1998, con notas de vainilla, resina y marcadamente mineral. Aunque las estrellas de la bodega fueron, sin ninguna duda, sus dos superdulces: Schereube Beerenauslese (BA) 1988, un excelente y goloso schereube(cruce de sylvaner y riesling), con una nariz increíble, llena de tierra y grava caliza y de una madurez óptima, para consumir ya!!Fue una suerte poder catarlo en su mejor momento y todavía con esa acidez tremenda. El segundo superdulce fue más sobresaliente si cabe: un Pechstein Riesling Eiswein 1991, con matices especiados y de una extraordinaria mineralidad (basalto), en boca resultó ligeramente cítrico, fundido con notas de miel y dulce de membrillo. Larguísimo y muy elegante. Un vino para el recuerdo.

Esta ha sido mi opinión sobre la presentación de Vins Alemanys añada 2006, todo un referente a nivel nacional y una absoluta satisfacción para el enoaficionado. Desde Les Foes quisiera expresar mi gratitud a Manolo, Javi y Modes, por ser unos compañeros de cata y viaje excepcionales. Gracias.

Al final nos cayó una granizada espectacular, aunque no se rompió ninguna copa.



Arbequina: una oferta diferente.


Aprovechando la temporada de la alcachofa, decidimos volver a probar el menú(el año anterior fue delicioso) que Modesto Fabregat, el chef del restaurante Arbequina, ha elaborado con motivo de las VI Jornadas Gastronómicas de la Alcachofa.
Como ya se sabe que la alcachofa es difícil de maridar, que no imposible, intentamos elegir ante todo un buen compañero de mesa, acorde con los diferentes platos del menú: y optamos por un cava extraordinario, en mi opinión, Manel Raventós Gran Reserva Personal 2000 de Raventós i Blanc (DO Cava). Y los platos se fueron sucediendo de este modo:
En primer lugar sirvieron un aperitivo de Alcachofa en escabeche al estilo oriental, un escabeche sabrosísimo con ese punto de acidez, ideal para abrir boca. Acto seguido se sirvió un entrante frío de Alcachofa con ahumados, toffe de pipas de girasol y gelatina de naranja, un entrante sabroso y ligero con un toffe estupendo. De igual modo estaban los Fondos de alcachofas confitados rellenos, tiernos y excelentes. Y siguiendo la cadencia de la cena llegamos a los platos más contundentes del ágape: Pescado de Lonja sobre meloso de alcachofas, la foto no hace justicia al crisol de sensaciones en el paladar, un arroz meloso en su punto justo y un pescado que aquel día concretamente era fura(merluza de roca) también hecha en su punto, con unos cristales de sal Maldon sobre el lomo. Absolutamente delicioso. He dicho aquel día porque en Arbequina el pescado que se cocina a diario varía en función de la calidad y la existencia en el mercado y por supuesto del criterio y exigencia del chef. Pues bien, ya me iba por las ramas, tras este estupendo plato, llegó uno, no menos estupendo: Farcellet de cordero confitado con trinchant de alcachofa, el envoltorio del farcellet está hecho con hojas de col y compacta a la perfección el cordero con toda su jugosidad, un último plato excelente. Y cerramos la cena con un delicioso y originalísimo postre: Coulant de alcachofas con turrón y jalea de vainilla, verdaderamente extraordinario. Uno nunca se imagina en qué modo puede llegar la alcachofa a convertirse en un postre, aquí es donde la imaginación del chef resuelve la ecuación, e voilà, algo original y absolutamente exquisito, con un centro de turrón ligeramente caliente que hace las delicias de cualquier gourmet, entendido o neófito. Hasta aquí la cena porque la sobremesa la pasamos con una copita de aguardiente de miel Da Azucena, impresionante, suave, alcohol fino y con esas notas dulces de la miel tan sabrosas y bien integradas.
Y esta fue nuestra cena en Arbequina, de la que salimos muy contentos, tanto como nuestros paladares y nuestros bolsillos(salimos a unos 60€ por persona, el menú son 37€ sin IVA ni bodega). El local está decorado sobriamente pero es muy acogedor(la sillas son cómodas) y tranquilo(esto es muy importante, en mi opinión), las mesas están bien separadas y son espaciosas. También tiene dos reservados acondicionados en los que se permite fumar, no así en el resto del restaurante. El servicio de pan es correcto. Además, la carta de vinos es sin duda una de las mejor elaboradas que se puedan encontrar en la ciudad, hecha con criterio y siempre introduciendo novedades, con una cuidada selección de caldos, tanto del país como internacionales, y con un apartado especial dedicado a los vinos alemanes(Riesling sobre todo) que tan bien maridan con el producto estrella de estas jornadas. Una verdadera satisfacción para el enoaficionado.
Tal vez la discreción y una atención muy cuidada por parte del personal de sala, de cara al cliente, sean la baza definitiva para decantarnos por reservar mesa. Para los que conocemos bien las ofertas gastronómicas que ofrece Castellón ciudad, Arbequina siempre es un valor seguro y diferente frente a las ofertas de siempre, tanto por la cocina como por el trato.

Para más señas: Restaurante Arbequina, C/Bartolomé Reus 35, 12002 Castellón, Tel. 964 269 301.(Cierra Domingos y Lunes todo el día).


Un blogger en la tele...


Ayer, a eso de las doce y media de la noche, pudimos ver en el programa Cámara Abierta 2.0, que emite La 2 de TVE, una interesante entrevista a nuestro amigo Joan de De Vinis Cibisque. A los que le conocemos en persona nos alegró volver a verle, y además tratando, cómo no, los temas que le apasionan: la enocultura y la gastronomía. Todo ello desde un punto de vista desenfadado, casi como de ir por casa, si se me permite la expresión. Los que hayáis leído su blog ya conocéis cuan en serio se toma Joan esta pasión nuestra(digo nuestra porque somos muchos los que la compartimos) y con qué rigor intenta objetivizar las catas y los comentarios. Es, además, muy importante que se haya recalcado en TV la importancia mediática que está teniendo la blogosfera en la difusión de esta enocultura.
Y quiero despedir este comentario casi parafraseando a nuestro amigo Joan:"a los amateurs nos mueve la pasión, no el interés".

Un abrazo desde Les Foes Joan.

Roger

Aquí os dejo el link del video para los que no lo pudistéis ver el lunes en La 2. (Si no podéis acceder es por algún problema de carga en el server del programa, es por esto que he decidido quitar el video y hacer la redirección)

10 de gener del 2008

Santa Cruz Mountains: la magia de Paul Draper.


Aunque conocía su trabajo dentro del mundo de la viticultura y la enología, no había tenido la oportunidad, todavía, de probar ninguno de los vinos que elabora Paul Draper hasta hace unos días, cuando decidimos abrir un Ridge Santa Cruz Mountains Cabernet Sauvignon 1998 de la bodega Ridge Vineyards (Santa Cruz Mountains AVA,California), un coupage donde la Cabernet Sauvignon es la reina(88%) junto con la Merlot(5%), Petit Verdot(5%) y Cabernet Franc(2%).
Famoso por sus principios de intervención mínima (hands-off) en la elaboración del vino, Paul Draper es sin duda uno de los enólogos más influyentes(si no el que más) y respetados de Estados Unidos. Cuatro décadas en Ridge Vineyards le avalan.
El vino que nos atañe aquí proviene, como su nombre indica, de las Santa Cruz Mountains, situadas justo al sur de San Francisco. Esta zona es, por su particular suelo(roca franciscana roja en descomposición mezclada con arcilla y una capa subyacente caliza) y clima, ideal para el cultivo de la Cabernet. Al contrario que en Napa, por ejemplo, donde el nivel de insolación es mayor y los vinos ostentan una mayor graduación alcohólica, en Santa Cruz Mountains la temperatura es bastante más fresca, por no mencionar la altura a la que se cultiva el viñedo (entre 500-800m.)confiriendo al vino una mayor suavidad. Esto se debe en parte también por la proximidad de la bahía de San Francisco que ayuda aportando frescor y humedad.
Pues bien, este vino, no siendo la estrella de la bodega, proviene, prácticamente, de las mismas parcelas que el Ridge Monte Bello, el archiconocido a nivel mundial(véase el famoso Juicio de París), cabernet insignia de la bodega.
La cosecha de este 98 fue sensiblemente más reducida en relación a otros años, y además, debido a una primavera muy tardía, se tomó la decisión de reducirla aún más con el fin de asegurar una óptima maduración del resto de la uva. Las moderadas lluvias en Agosto favorecieron el posterior envero en Septiembre. A partir de aquí el sol y el buen tiempo hicieron que a mediados de Noviembre(una cosecha muy tardía), justo antes de las primeras lluvias invernales, la uva ya estuviera en su punto ideal de maduración y se procediera a vendimiar.
Una vez vendimiado y durante la fermentación(la mitad de esta la hace en barrica de roble americano y la otra mitad en acero), la alta extracción de taninos y color que se observó hizo que el tiempo de contacto del mosto con el hollejo también se acortara, aportando más suavidad al futuro vino. Por lo general el Santa Cruz Mountains se embotella después de dieciocho largos meses de crianza en barrica de roble americano 100%, aunque para esta cosecha fueron necesarios ocho meses más para acabar de perfilar su estructura y ensamblaje. Una larga crianza para un vino que produce grandes satisfacciones, sin duda. Paul Draper aconseja guardar durante un mínimo de 5 a 10 años este vino para una mayor satisfacción a la hora de catarlo, puesto que el tiempo irá suavizándolo paulatinamente. Y así lo hizo un servidor: siguiendo los consejos del gurú y tras 7 años en la botella, destapamos y apareció esta obra de arte hecha con toda la genialidad de Draper.
Después de haberlo decantado durante dos horas a una temperatura estable de unos 12-13ºC procedimos a la cata, y la cosa fue así: en copa tiene un color cereza intenso muy brillante y una extracción alta, de capa media/alta, diría yo. En nariz, notas de pimienta negra, regaliz, tostados del roble(nada opacos, en su justa medida), cedro, y algo de cuero viejo, además de mucha fruta negra madura(cassis y ciruela). Ciertos toques de barniz fino. Goloso y muy expresivo, en mi opinión. En boca no defrauda nada: una acidez muy correcta sobre las notas características de la Cabernet, toques torrefactos del café que dejan una ligera y agradable sensación amargosa al final. Taninos aterciopelados. Elegante. Retronasal especiado y ahumado(notas de vainilla). Suave, redondo, equilibrado, largo e increíblemente fresco(para su edad), un ensamblaje perfecto, ideal para beberlo ya!! No se le puede pedir más después de dormir 7 años(pero en contínua evolución, claro) en botella. La RCP es francamente buena, su precio en Vilaviniteca es de 33,50€. A veces vale la pena darse una alegría como esta.

Espero, en un futuro no muy lejano, poder hacer la reseña de su afamado Ridge Monte Bello. Todo se andará.

Para los que queráis saber más sobre Paul Draper, el San Francisco Chronicle le hizo este interesante videoreportaje que os enlazo aquí.(En Inglés)

Nota: las primeras imágenes son de slate.com y de la web de Ridge, respectivamente.