22 de desembre del 2013

Cream Sandeman: un generoso placer.

Hay algunas ocasiones en las que tienes la oportunidad de probar vinos muy especiales y en muchos aspectos únicos. Este fue uno de esos momentos.
El cream es lo que se conoce como un vino generoso de licor. Este es el resultado del cabeceo o la mezcla de un generoso seco con otro generoso dulce. Ese dulzor, junto con una graduación de entre 17° y 22° le confieren untuosidad o cremosidad, de ahí su nombre. El cream se produce a partir de un oloroso que, por lo general, se mezcla con un vino dulce de pedro ximénez. El presente, dio mucho que hablar.

Color entre ámbar y caoba, mostrando cierta decadencia de la edad. Una vez abierto, el bouquet inunda toda la sala. Aromas de la crianza, madera vieja y finos barnices se integran con la avellana tostada y el pan de higo. Prometedor.
Este viejo cream de Sandeman, conjuga las notas típicas del oloroso en cuanto a untuosidad y tostados con la suavidad del PX: caramelo, nueces, pasas y un final para el recuerdo. El postgusto pone de manifiesto la estructura del oloroso, lo mires por donde lo mires. Un placer paladeable. Lo tomamos a 14-15º que es como mejor transmite todo su potencial. La única pena fue lo rápido que se terminó. Todo no podía ser.

Un saludo a todas y todos y feliz navidad.

Roger

11 de novembre del 2013

Fontanasanta Manzoni: las joyas blancas de Elisabetta Foradori.

Cualquier vino de Elisabetta Foradori es siempre sinónimo de calidad. El trabajo y cuidado con que mima la uva avalan un resultado fantástico. Como todo buen elaborador, trabaja con variedades locales que el tiempo le ha llevado a conocer muy muy a fondo. La teroldego del Campo Rotaliano es su uva insignia aunque desde hace algunos años también trabaja con la variedades blancas nosiolamanzoni bianco. La primera de las blancas es habitual de la zona de los lagos (Val dei Laghi) donde crece mejor que en la zona del Campo Rotaliano mientras que la segunda, siendo autóctona de la zona de Treviso y colindantes, la podemos encontrar en diversas partes del territorio italiano.
El vino que nos ocupa hoy es un reflejo de pureza y fidelidad al terroir. Desde hace más de una década que Elisabetta trabaja exclusivamente por el método biodinámico y esto ha generado entre las plantas y el suelo una armonía perfecta, una simbiosis. Para muestra este manzoni bianco.
Es un vino comedido, tarda en abrirse un poco pero cuando lo hace deja al descubierto un delicado bouquet entre flores y talco con un ápice de hierba muy muy al fondo.
En boca tiene una acidez correcta y esa untuosidad que le confieren las lías. Es fresco, muy fresco e increíblemente equilibrado. El paso de boca es fantástico, con un postgusto ligeramente cítrico. Es, en definitiva, una joya blanca, hecha con la humildad y la sabiduría que tanto caracterizan a los vinos de Elisabetta. Una elegante y pura expresión del terroir.
El único incoveniente es la dificultad de compra en España. Se puede adquirir por unos 15€ aprox.

Salud!

Roger

14 d’octubre del 2013

Vuelve Arbequina!

Buenas a todas y todos.

Cocinando a cuatro manos, a seis manos, a ocho... como en las iniciativas en las que se juntan varios cocineros, algunos conocidos y otros no tanto, ha surgido esta idea de escribir el presente artículo entre dos amigos que escriben en la red desde sus respectivos blogs: Les Foes de Roger Díaz y Buen Gusto Club Social de Juan López.

En un primer momento cuando surge la idea uno podría pensar que es algo complicado, uno escribe sobre vino principalmente y otro sobre sus experiencias en diferentes cocinas, pero cuando lo que nos une es el amigo que nos presentó, se hace todo más fácil. Este artículo a cuatro manos habla de la vuelta de Modesto Fabregat, la vuelta de su cocina en Arbequina.

Arbequina vuelve a abrir su cocina el 15 de Octubre y supone el inicio de una nueva temporada, una temporada que viene cargada de nuevas propuestas, nuevos sabores y cómo no, nuevas experiencias. Los últimos tres o cuatro meses Modesto ha estado en Escocia, partiendo su tiempo entre Edimburgo y Glasgow desarrollando un nuevo proyecto personal como asesor de un local gastronómico propiedad del grupo empresarial Rotonda en la ciudad de Glasgow, mientras ampliaba su formación en Edimburgo.

Para todos aquellos que, como nosotros, conocen cómo está el panorama gastronómico en Castellón el regreso a los fogones de Modesto es una bocanada de aire fresco. Cada temporada un nuevo reto, nuevos sabores y jornadas temáticas llenas de platos sorprendentes. Por desgracia Castellón es una plaza muy complicada; la gente, a menudo, confunde calidad con caro y económico con barato (en sentido peyorativo), así como la certeza de que un restaurante es bueno porque está de moda. Una pena. 

Las personas que comen aquí y allá donde van, se interesan y preocupan por el producto o se fijan en los detalles como cubertería, mantelería, cristalería, etcétera, son las que aprecian que en esta ciudad haya un restaurante como Arbequina. Comer es siempre algo global: con quién comemos, aquello que comemos, lo que bebemos, el entorno o la tranquilidad, entre otros aspectos. Es esto precisamente lo que algunos apreciamos siempre en la mesa de Modesto. Más de diez años al frente de los fogones de Arbequina, llenos de fantásticas jornadas de setas, pescados azules, alcachofa, caza o bacalao, lo convierten en un auténtico embajador de los productos que nuestra provincia ofrece. A todo ello cabría añadir el constante interés por renovar periódicamente la oferta en bodega, una bodega llena de referencias nacionales e internacionales, con especial decantación por los vinos alemanes (vinazos!-diríamos nosotros-). Un más que ajustado precio del vino junto con una comida de excelente calidad hacen de Arbequina una de las mejores relaciones calidad-precio que hoy en día podemos encontrar en toda la provincia. 

 
Nosotros pensamos, que un sitio donde igual puedes disfrutar de un vino biodinámico joven como el de Joan d´Anguera o de un dolcetto del Piamonte como el de Pecchenino, pasando por un vino del Mosela como el Schieferterrassen, mientras comes un tartar de atún rojo o un plato de olleta de la Plana, es un sitio donde vale la pena ir a disfrutar, aunque sea de cuando en cuando. Todo este trabajo y mucho más que no se ve, es lo que marca la diferencia entre un restaurante u otro. Reducirlo todo al precio, sin saber lo que se ajustan y cuestan las cosas, es un error, en nuestra humilde opinión.

En fin, el 15 de Octubre volvemos a tener en casa a Modesto para que nos muestre todo lo aprehendido, y disfrutar, como siempre, de su mesa. Y ahí estaremos Roger y Juan para dar cuenta de ello.


Un saludo a todas y todos y...salud!


Pd: es el primer artículo a cuatro manos, pero esperemos que no sea el último.

19 de setembre del 2013

Caro Frank...

A finales de julio estuvimos por Sicilia y no podíamos irnos sin visitar la bodega de Frank Cornelissen en Solicchiata, en la vertiente norte del Etna. Para los que somos seguidores de los vinos naturales, Frank es un viticultor y elaborador muy conocido dentro del mundo del vino natural. Sus vinos son un fiel reflejo de la tierra que los ve nacer, las laderas volcánicas del Etna. Esta tierra, con un microclima propio más húmedo que el del resto de la isla, condiciona enormemente la viticultura y sus laboreos. La forma tradicional y más típica de elevar la viña es el alberello, donde la conducción de la planta discurre en vertical ayudada por un poste que hace de tutor y permite que la planta crezca erguida. 
Viñedo en alberello en las laderas del Etna. Foto: Frank Cornelissen
Los rendimientos del alberello empiezan a notarse a partir del quinto o sexto año, hasta ese momento la planta no produce plenamente. Los rendimientos por hectárea son más moderados que aquí, en España, llegando a producirse de 35 a 50 Hl. de media. A priori puede parecer mucho más que en nuestro país, pero el marco de plantación en la isla, y en general en Italia, está entre 4000-6000 cepas por hectárea, lejos de las 3000-3500 de aquí. Así pues, el rendimiento por planta es moderado en conjunto, entre 1-1,5 kgs. aproximadamente. El laboreo en la Azienda de Frank se hace manualmente y con motocultores que permiten remover superficialmente la tierra, manteniendo el equilibrio y la biodiversidad del suelo en todo momento. Por descontado sin ningún tipo de intervención con sistémicos o tratamientos fitosanitarios agresivos que irían en detrimento de este equilibrio.
En la cantina el trabajo sigue el mismo camino, ninguna intervención química y un férreo control del vino para saber en todo momento en qué estado se encuentra. Elaborar vino natural es mucho más que unos principios, es una filosofía de vida. Quien conozca a Laureano Serres en la Terra Alta y sus vinos, sabrá a qué me estoy refiriendo. El caso de Frank es, en esencia, el mismo: el sulfuroso está absolutamente prohibido. Todos los vinos de Frank se elaboran en tinajas de Villarrobledo recubiertas con Epoxy para impermeabilizarlas, así resulta mucho más fácil mantenerlas asépticas.
Después de haber visitado la cantina, Frank escogió algunas muestras y nos volvimos a su casa a probar el resultado de todo este intenso trabajo.  El primero de los vinos que catamos fue el Munjebel Bianco, un coupage de grecanico, carricante y coda di volpe. El nombre de Munjebel o Mongibello, es el que la gente de la isla utiliza desde siempre para referirse a la inmensa montaña que formó el volcán y que ha condicionado, y lo sigue haciendo (última erupción en abril de 2012), la orografía y la agricultura del entorno más próximo. 
La uva se recoge madura ya que ese punto de producción de azúcar más elevado se traduce en un pequeño porcentaje más de alcohol que ayudará, como conservante natural, a preservar mejor el vino.  El Munjebel Bianco se presenta con un color dorado intenso, brillante y una limpidez fabulosa. Destacan en nariz aromas de pera, albaricoque maduro, y un punto medicamentoso que promete bastante. En boca sorprende por su redondez, el alcohol no predomina sobre el conjunto en absoluto. Una entrada franca con una acidez muy correcta y un paso de boca que invita a más.
Seguimos con el Munjebel Rosso, 100% nerello mascalese (uva autóctona), que tenía mucho en común con el estilo del blanco. Visulamente de capa media, con ciertos aromas a ciruela, fresas y otra vez ese punto a medicamento. En boca un  buen ataque y una facilidad enorme para seguir bebiendo. Lo más sorprendente fue cuando Frank nos comentó la graduación, 16,5%, nos quedamos de piedra porque en ningún momento nos habíamos dado cuenta de ello. Esta es una de las señas de los vinos de Frank, el equilibrio.
Para finalizar probamos el Rosso del Contadino, el vino más sencillo y humilde de los que produce Frank. Es, sorprendentemente, un coupage de variedades locales tintas y blancas que siguiendo el mismo estilo y filosofía de la bodega da como resultado un vino de capa media, color rubí muy brillante. Es curioso que este sea el vino más fácil de beber de todos los que probamos, sin desmerecer en absoluto los Munjebel, por supuesto. Es correcto, sencillo y sin artificio.
Después de un rato de conversación sobre la viña, el vino y la situación de los vinos naturales hoy en día en Italia y en España, y unas cuantas risas, nos despedimos de nuestro anfitrión con el que quedamos para una próxima cita pero en casa, en nuestra bodega. Queda pendiente, Frank.

Salute e grazie!

Roger

PS: desde Les Foes mandamos un abrazo muy fuerte para Frank por su hospitalidad. Me dejo muchas cosas más de esta inmejorable visita a la Azienda de Frank, pero es imposible ponerlo todo en un post.

5 de juliol del 2013

Lo más fresco de Marcel Lapierre.

Beaujolais es más conocido por su genérico vino noveau que por el resto de sus crus, cada uno de ellos con AOC propia y que, en algunos casos, están a años luz del vino joven de maceración carbónica que todos conocemos. Este es el caso del vino que hoy nos ocupa, el Morgon 2010 de Marcel Lapierre.
En una reciente cata con Joan d´Anguera, decidimos probar este vino, con unos resultados del todo inesperados. Para bien, claro.
Marcel Lapierre elabora este vino de forma completamente natural, desde el viñedo hasta la bodega, añadiendo sólo a la mitad de la uva un porcentaje bastante reducido de sulfitos. Y, por supuesto, sin filtrar.
Dicen que para contarrestar el exceso de acidez de los vinos de Beaujolais, lo ideal es plantar la viña sobre suelos ácidos, como los que Marcel Lapierre posee en Villié-Morgon.
En fin, fue toda una sorpresa: intenso, ligero, fresco, vibrante...no pasó desapercibido. En nariz predominan la fresa (como la de Aranjuez, pequeña y muy aromática) y las cerezas picotas. En boca es impresionante: equilibrado, con una acidez perfecta, y muy muy fresco. Un vino siempre apetecible y francamente armónico; intenso, sin un ápice de pesadez.
Algunos creen que los vinos de gamay envejecen con dificultad y que son vinos de consumo rápido. De lo primero discrepo y en lo segundo me reafirmo, no por problemas de evolución rápida, sino porque es un vino que vuela en la copa. Con una crianza de 9 meses aproximadamente, en barricas de roble usadas, le queda bastante vida por delante. Todo un lujo, muy apetecible ahora con el calor, a precio popular: 15 €. Es más fácil encontrarlo por internet, que en tienda.

Salud y hasta la próxima.


Roger

19 de juny del 2013

SP68: el curso natural del vino.

Como un río que vadea montañas y valles, la carretera provincial 68, serpentea entre olivos y viñas uniendo Pedalino con la ciudad de Vittoria en el sureste siciliano y, de paso, dando nombre a uno de los vinos más sorprendentes que he tenido el placer de probar últimamente: el SP68. 
A medio camino entre las dos localidades se encuentra la Azienda Agricola Arianna Occhipinti, de donde proceden esta y otras joyas naturales como Il Frappato, Siccagno o el Grotte Alte, entre otros. Por si fuera poco, la artífice de todo este abanico vinícola, Arianna, también elabora aceite. ¿Quién da más?
Aunque he probado Il Frappato y Siccagno (Nero d´Avola), ambos excelentes y a los que dedicaremos futuros posts, hoy quisiera dar cuatro pinceladas sobre el SP68 Nero d'Avola e Frappato.
En primer lugar cabe señalar que Sicilia es, sin duda, uno de los sitios más calurosos del mediterráneo y con una más que contenida pluviometría. Si a esto le añadimos que estamos en la zona más meridional de la isla, el clima se acentúa todavía más. Digo esto porque muchos enólogos, sobre todo en España, esconden el exceso de alcohol de sus vinos tras las horas de sol. Esto no es lo que ocurre con nuestro vino, el SP68 Nero d'Avola e Frappato 2011, con una más que sorprendente graduación del 12,5%. Este coupage de Frappato y Nero está auspiciado bajo el sello de IGT, pero perfectamente podría estarlo bajo el de Cerasuolo di Vittoria, si no fuera por el corsé administrativo de las proporciones.

A simple vista, acostumbrados a las capas altas, la robustez y tanicidad tan difundidas en los últimos años, uno podría pensar que está ante un vino flojo. Nada más lejos de la realidad. Estamos hablando de un vino muy fresco. La viña se asienta sobre un afloramiento calcáreo, lo que explicaría, en parte, su frescura. Delicados aromas a flores, ciruela roja y fresa ácida, entre otros, se funden dando lugar a esta sorprendente joya. A todo esto hay que añadirle una acidez ideal que sostiene todo el conjunto y le aporta elegancia.
En suma, es un vino inusualmente fresco (el mercado del vino está saturado de vinos pesados y cálidos), suave y armónico. Diría fácil de beber, sin que "fácil" suene despectivo, ni mucho menos. Es decir: rápido, volátil, original... una copa invita a la siguiente y esta, a su vez, a la siguiente y la botella se termina casi como por arte de magia. La magia de hacer el vino con las mínimas intervenciones (filosofía hands off) y preservar la naturaleza y genuinidad de su procedencia.

PS: Este mes de julio pasaremos unos días en Sicilia y, si tenemos la oportunidad, nos dejaremos caer por la Azienda para ver in situ cómo trabaja Arianna y poderos contar de primera mano cómo elabora estos vinos tan inspiradores para algunos, como un servidor, que ahora empiezan a elaborar los suyos propios.

En fin, todo se andará.

Salud!

30 de maig del 2013

Lo mejor de Valdespino siempre viene en frasco pequeño.

De camino a Cádiz, hicimos parada y fonda en Jerez y no pudimos pasar por alto esta visita indispensable para todo aquel que ame los vinos del Marco. De una tacada pudimos visitar Marqués del Real Tesoro y A.R. Valdespino, compradas por el Grupo Estévez hace unos años y trasladadas ambas, desde el casco antiguo de la ciudad a las afueras, en unas nuevas dependencias muy bien acondicionadas que el Grupo tiene allí. Un trabajo titánico por su volumen, sin duda.

Esta inmensa bodega es un templo donde concurren, en mi opinión, algunos de los mejores vinos del Marco: el fino Inocente, el amontillado Tio Mateo, el palo cortado VORS Cardenal, y así un largo etcétera. Pero hoy nos centraremos en esta joya de la corona que es el Moscatel Toneles de A.R. Valdespino que adquirimos en la bodega, una fuente paladeable de inmenso placer.
Jamás, y lo digo con todas las letras...j-a-m-á-s he probado un moscatel como este. Un vino extraordinario, se mire por donde se mire. Si no es el mejor moscatel que se ha hecho en el Marco, muy pocos habrá que estén a la misma altura. He catado unos cuantos, muy viejos todos, y nada es comparable a este vinazo asoleao. Un siglo de solera, plus minus, lo avalan.

Mi pregunta durante la cata fue, ¿cómo es posible esta acidez en un vino de casi 100 años? Y, ¿es posible que un moscatel con tanta solera sea tan fresco? Para ambas preguntas una sola respuesta: rotundamente, sí. A simple vista, como se puede apreciar en la foto, parece como si hubiera caído "Betadine" en la copa. Es la densidad de un vino trabajado por el tiempo, que absorbe la sabiduría de las botas en que reposa.
En nariz resulta sorprendente: aromas a cuero mojado, dátiles calientes y escabeche con un punto salino. Pero la boca...no tiene parangón. La acidez y la frescura se entrelazan con las pasas tiernas, la naranja escarchada o el cacao, en una profundidad abismal. En este caso ha sido el vino quien ha esculpido la madera, tan diluida ya por el tiempo. A pesar de su densidad, está a años luz de resultar empalagoso o pesado. ¡Qué gran solera! ¡Qué gran vino! Tengo otros moscateles viejos de la misma bodega y prometo catar y comparar en futuros posts, aunque el listón está muy muy alto. Este vino nada tiene que envidiar a cualquiera de los mejores grand cru del mundo porque está a la misma altura. Un regalo para el paladar. Un recuerdo para siempre.

Tal vez el único handicap de esta joya sea su precio, sobre los 100€ la botella de 37,5 cl. pero una ocasión es una ocasión, y que me quiten lo bailao. Es una lástima que, fuera de Andalucía, en el resto del país, estos vinos generosos no tengan una amplia aceptación. Son vinos que necesitan comprensión, simplemente, y no buscar meras comparaciones con otros vinos que se consumen más a menudo como los tintos. Esta marcada diferencia los hace únicos y distinguidos. Y esto es lo que deberíamos apreciar.

A más ver...y catar.


Salud!

24 de maig del 2013

Aquel día en Getaria...

La entrada del presente post bien podría titularse "Rodaballo: un antes y un después". Esta es la historia de tres amigos, una reserva en el Restaurante Elkano, en Getaria, y una cita ineludible con lo que un servidor cree, el mejor rodaballo a la brasa que jamás haya probado. En fin.

Vista de la bodega Txomín Etxaniz, Getaria.
Llegamos a Getaria por Meaga, cruzando las montañas que separan Zarautz de Getaria. El paisaje era impresionante: el verde inundaba hasta el último rincón donde se quisiera mirar. Hicimos un alto en la bodega Txomin Etxaniz, donde el propietario hizo de cicerone y nos acompañó durante la visita y la cata. El trato fue excelente, la conversación muy amena y el txakoli de la casa, acompañado de las anchoas caseras, estupendo como siempre. Al salir, cruzamos un sinfín de viñedos alzados en pérgola y nos incorporamos a la sinuosa carretera que nos llevaría a Getaria. Llegamos con media hora de antelación y nos dio tiempo para seguir de poteo con el txakoli. Esa acidez tan marcada, acabaría por hacernos entrar un hambre voraz.

Getaria vista desde el Alto de Garate.
A la hora en punto de nuestra mesa nos presentamos allí. Los maestros de ceremonias, la familia Arregi, llevan el timón de Elkano siempre viento en popa. Empezamos con un entrante de boquerón marinado con granada y seguimos con el calamar a la plancha y las gambas blancas de Huelva (esta vez sin la interpretación de Curro), para terminar con el plato estrella del restaurante: el rodaballo a la brasa (una pieza de casi 2 kgs. entre los tres). Luego seguirían los postres: unos quesos del país, con un ideazábal de primera acompañado de membrillo casero y unas torrijas caramelizadas (hechas con el pan que se ve en la foto) con espuma de canela y nueces...inefable.

Como no teníamos prisa alguna por volver pronto, nos tomamos todo con mucha calma y cayeron un par de botellas de vino blanco. Empezamos los entrantes con un Náiades fermentado en barrica, más bien ostentoso y pesado. Este vino gusta bastante, aunque siempre se le apodera demasiado la madera. Y seguimos con una recomendación de Aitor Arregi, un Albariño Do Ferreiro Cepas Vellas, mucho más fresco, dócil y adecuado a una carta tan esmerada como esta. Y ya que estamos, por lo que respecta a la carta de vinos, muy correcta, a pesar de no ser larga, con representaciones más que reseñables de varios países.

En definitiva, una comida fantástica, un servicio muy atento y una compañía inmejorable. Mantelería, cubertería y copas muy correctas. Sobre todas estas cosas cabe reseñar el Rodaballo a la brasa, con esa salsa tan especial que sólo allí te puedes comer. Este fue el centro de atención de tres pobres infelices, que no sabían en realidad qué sabor tenía el rodaballo hasta llegar a aquel templo.
Copa, calma y unas risas coronaron el ágape, un año más. Después de tres años consecutivos visitando Elkano, auguro una cuarta visita, seguro.


Eskerrik asko y salud!


Pd: un abrazo muy fuerte para Charly y Curro. Sin vosotros no hubiera sido lo mismo.

15 de maig del 2013

Cals d´Anguera: otra vuelta de tuerca.


Resulta impresionante ver cómo el esfuerzo de cinco generaciones (desde 1820, ahí es nada!) se perpetúa en estos tiempos tan inciertos. Tiempos de imposturas, también en el vino. Si allá a finales de los ´90, y principios de este siglo, la última generación de Joan d´Anguera, con Joan y Josep al frente, se abría paso decididamente dentro del panorama vinícola nacional (e internacional) con una manifiesta mejora de sus vinos, a día de hoy, sólidamente asentados, han dado otra vuelta de tuerca a sus vinos con unas propuestas sencillamente geniales.
Si bien llegar es complicado, más lo es el mantenerse. Hay que reinventarse o languidecer. Así lo han hecho los Anguera, siempre preocupados por la materia prima: la uva. Después de una cuidadosa planificación y unos años adaptándose a las técnicas, Cellers Joan d´Anguera se ha sumado a aquellos que ven en la agricultura biodinámica y ecológica, una alternativa a la agricultura convencional e industrial. La máxima: más allá del respeto a la planta, está el respeto y cuidado del suelo, fuente absoluta de la biodiversidad.
Como ya hicieron cuando pasaron de una agricultura convencional a una ecológica y biodinámica, sus vinos se han ido transformando, necesariamente, en el producto de ese respeto por la tierra. Han ido adquiriendo más serenidad y más matices, sin perder un ápice de su identidad. La facilidad con que se beben sus vinos los convierte en etéreos, frágiles y rotundos. Transpiran humildad y savoir faire a partes iguales.
Con todo, y después de haber visitado la bodega y catado todas las novedades sólo me resta felicitarles, otro año más. La introducción de depósitos de cemento, fudres y la utilización de barricas viejas propias han matizado más, si cabe, los diferentes vinos. Esta añada traerá consigo alguna novedad como L´Hostal 2012, un regalo para el paladar. La llegada de Altaroses 2011, fue el preludio de este cambio que ahora degustamos. El Finca L´Argatà 2012 junto a La Planella 2013, completarán el cuadro de sensaciones.
Me dejó fascinado cómo ha evolucionado La Planella hasta este 2013. Aquella intensidad se ha mantenido, pero sin la potencia característica de añadas anteriores que, tal vez, lo hacían más "lento" de beber. Una nueva vinificación, reconceptualizada, le ha dado un  nuevo rumbo a este vino. Para bien, claro está. En nariz pólvora a raudales y fresa ácida, aunque todavía quedan aspectos por matizar. El fudre pide una paciencia que el consumidor no tiene. La boca ya está prácticamente ensamblada y este año el tempranillo muy muy viejo tiene un papel especial en todo el conjunto.
El Finca L´Argatà, buque insignia de la casa, ha sido donde más he notado esa necesaria transformación. Toda la concentración presente en años anteriores será suplantada por un abanico de sensaciones mucho más ágiles. En nariz predominan las flores, el escabeche, la ciruela roja y un suave mentolado. En boca es rápido, complejo y redondo. Incisivo por su acidez, pero humilde e incluso primitivo (en sentido ancestral), con un postgusto fantástico. Garnacha en estado puro. Una auténtica revolución en estos momentos. La botella decidirá.

En cuanto a L´Hostal, es un proyecto nuevo de la bodega. De hecho, es ya una realidad. Siguiendo la filosofía de sus compañeros de reparto, esta vieja cariñena es el fruto de un minucioso seguimiento en el viñedo y un respeto hacia lo ancestral en su elaboración. Nada se ha despalillado aquí. Las uvas que no están en perfecto estado se desechan y uvas y raspón van de la mano durante toda la maceración. Esto le aporta un algo especial, una cierta vinosidad, si se quiere llamar así, extraordinario. Aunque ligeramante reducido, con ciertos matices a encurtidos, tiene un paso de boca impresionante, muy trabajado. En la boca explota en un crisol de sabores donde predominan la tapenade negra muy suave y la salsa de soja ligeramente salada. Todo ello en un postgusto para el recuerdo. Una pequeña obra de arte, muy muy joven aún, pero maravillosamente integrada. Si tuviera que compararlo con algún tema para el recuerdo en el que dos artistas aportan lo mejor de sus talentos en un tema común, lo compararía con In a Sentimental Mood, donde Coltrane y Duke Ellington lo dan todo. En fin, dará que hablar. Por si fuera poco, tras terminar la cata y a copa vacía, los aromas que percibimos recordaban al rooibos. Sencillamente genial. Cien por cien terruño.

Sin duda me dejo muchas cosas, pero siempre hay que dejar algo para la próxima.

Salud!


N. del A.: Cals, como reza el título del post, es el apócope de "casa de los", en catalán.